miércoles, 9 de junio de 2010

La (in)corrección política

Me niego a aceptar el rito repetitivo de "los niños y las niñas", "los españoles y las españolas", "los diputados y las diputadas" que al final derivan hacia perlas del castellano como aquella de "los miembros y las miembras".

Todo mentira, todo incorrecto.

También me niego a aceptar el "rígido manual de estilo" que pretende el Parlamento europeo.

¿Pero estamos tontos, o qué? Como dice una buena amiga mía, y como en todas las cosas por cierto, lo único necesario es un poco de sentido común. Dar la razón a alegatos feministas absurdos como este es deslegitimizar otras luchas por la igualdad que tienen un sentido real.

Todo esto, en realidad, viene a cuento de la corrección política, y de ninguna otra cosa más. De un gobierno, o un partido, o qué se yo, que quiere ser el paradigma de la igualdad, de todos somos iguales; y hay un ministerio de igualdad, y verdaderamente da igual. Porque la igualdad es una asignatura transversal a todo lo demás, que en una sociedad como la nuestra y en un siglo como el nuestro, se debe dar por hecho, se debe asumir como principio de la misma manera que asumimos la democracia o la higiene personal y no hay un ministerio para preservarla (y mejor nos vendría por cierto).

Resulta que por un puñado de votos hay que doblegarse a los mandatos de la imbecilidad, hablar y escribir para los imbéciles y las imbécilas, y mientras tanto, estas últimas seguimos cobrando menos y seguimos siendo más maltratadas y seguimos sufriendo prejuicios por tener este par por delante.

Por si es necesario aportar un poco de razón, copio literalmente un fragmento de Wikipedia: "El género masculino es la forma no marcada o inclusiva: si digo "los alumnos de esta clase" me refiero a alumnos de sexo masculino y femenino; el género gramatical femenino es la forma marcada y por tanto resulta la exclusiva o excluyente: si digo "las alumnas de esta clase" no me refiero también a los de sexo masculino, sino solamente a los de sexo femenino."

Personalmente opino que si alguna pseudo-feminista se ofende por una bobada como esta (si yo me dirijo, por ejemplo, a mis conocidos) porque piensa que la excluyo deliberadamente, el enfado es deliberadamente suyo y definitivamente su problema; un problema de entendimiento de cómo funciona el lenguaje. Sí­, esa cosa que utilizamos para comunicarnos. También le remitirí­a a estudiarse el principio de economí­a del lenguaje, esa otra cosa, muy útil por cierto para no dormirse escuchando un discurso político (si es que es posible).

Una buena dosis de educación, y una carreta de sentido común es lo que hace falta en este país de correcciones políticas y demás chorradas.

2 comentarios:

  1. Partiendo de la base de que discrepo hasta del término "Feminismo", te puedes imaginar hasta que punto estoy de acuerdo contigo.

    Enhorabuena por tu nueva válvula de escape.

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  2. A mí también me salía la hora del pacífico, no olvides que los Yankees son el centro del universo. Silicon Valley manda.

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