martes, 24 de agosto de 2010

De trapos y siliconas


Interesante el artículo de Gabriela Cañas "De trapos y siliconas". Tristemente he de decir que estoy muy de acuerdo; no humilla mucho más un burka que un cinturón ancho a los 13 años, aunque esas niñas se crean divas por provocar erecciones prematuras en sus compañeros de clase y botellón a las 6 de la tarde.

Leí una vez que esta década no ha encontrado todavía su definición, así como de los 40 recordamos sombreros y gabardinas, o de los 80 la permanente y las hombreras. Para mí, sin embargo, el siglo XXI ha traído consigo una pérdida de rumbo y de juicio, y (por dios) que nadie me llame puritana, que nada tengo en contra de las minifaldas ni de los escotes generosos. Veo el problema en esa imagen femenina que estamos creando, esa sensación que la sociedad transmite que hace que una prepúber se compre sujetadores con relleno y desee ser deseada antes de poder comprender la tristeza de su actitud.

Me permito poner aquí algún extracto del texto, con opiniones que comparto plenamente:

 "Mientras las adolescentes se visten con procacidad de lolitas el sábado por la noche y algunas coquetean con la anorexia, sus amigos las catalogan con lenguaje tabernario en función de sus actitudes respecto al sexo. Las cantantes de moda se contonean ligeras de ropa invitando al sexo explícito a hombres mucho más vestidos. Las actrices tallan sus cuerpos a golpe de dieta y bisturí. Las modelos se garantizan un mayor impacto si aprovechan la pasarela para enseñar algo más íntimo que la ropa y las profesionales de éxito cumplen sus jornadas laborales sobre incómodos tacones que les rompen la espalda pero que son el paradigma de la elegancia y la feminidad."
 "Un extraterrestre recién llegado a este mundo concluiría de manera inmediata viendo solo la televisión que los hombres son seres de una gran variedad antropomórfica y generosa longevidad mientras que las mujeres son criaturas gráciles y muy pigmentados de mortalidad prematura, puesto que rara vez superan la cuarentena."
 "Para que los medios dediquen amplios y positivos espacios a una mujer, lo mejor es emular a Lady Gaga con sus procaces videoclips, su pasión por los modelos estrafalarios y su música disco. Ella no solo se pliega al estereotipo; lo convierte en oro. Para zanjar los bulos sobre los supuestos celos de Madonna hacia la nueva favorita (la rivalidad femenina es un viejo estereotipo vigente), ambas simularon una erótica pelea de gatas en un programa de televisión. Y hacen caja."

No hay mucho más que decir. Chapeau al artículo, me ha ahorrado muchas palabras.

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