jueves, 21 de octubre de 2010

Cosas que de verdad importan (o no)


 Periódicos y medios de diverso grado de seriedad se afanan en analizar los cambios en el ejecutivo de Zapatero y su crisis de gobierno. La realidad de a pie de calle y pantalla, sin embargo, no es la que nos muestran los medios de comunicación, cada vez más falseados por el cuidado de la dialéctica y la correción política.

A la gente real le importa un pikolín que tal ministro sólo haya durado un año o que tal otro sea el único que prevalece de la primera alineación. Hoy en día lo verdaderamente importante se encuentra en un plis haciendo un discreto sondeo por los trending topics de twitter, los grupos y páginas de Facebook y los vídeos más vistos de Youtube.

Por ejemplo, cosas realmente interesantes:

Que Leire Pajín llevase una Power Balance y meses después sea investida ministra de Sanidad.
Que León de la Riva discurse sobre la carita y morritos de la susodicha.
Que Valeriano Gómez se pronunciase y manifestase abiertamente en contra de la reforma laboral y ahora la ponga en marcha.
Que Jose María Aznar se convierta en asesor de un organismo que combate el cambio climático.

Etc, etc, etc... Sólo los que se han dado cuenta de esto pueden mostrar una visión ajustada a la realidad. Si quieres enterarte de qué se cuece, que no te engañen con el telediario: ve el Intermedio un rato.

jueves, 14 de octubre de 2010

Politics sucks



El mundo entero se rige por los principios más básicos y viscerales del ser humano. Venganza, interés, chantaje; qué es si no la política internacional, o los acuerdos y apoyos entre grupos. Estos últimos no son más que el precio a pagar a cambio de un beneficio propio, o, en sentido opuesto, trámites en los que ceder algo de espacio a cambio de mantener la autoridad en la toma de decisiones. No hay altruismo ni intención en la política de hoy (si es que alguna vez los hubo).

Dicho así, "visceral", suena muy crudo, pero ¿a quién vamos a engañar? La política da asco pena. No es más que un gran juego dialéctico y de falsedades a gritos; mentiras irrompibles por cierto, pues aunque cualquier persona sea consciente de ellas si alguien las pronuncia en alto perderá la cabeza (¿nos acordamos de Horst Köhle, por ejemplo?). Esto se puede llamar de muchas maneras: hipocresía es una de ellas.

En nuestro país, el bipartidismo existente hace imposible otra cosa: la mayoría de los ciudadanos se conforma con un prototipo de político mediocre, con una gran carencia de ideales reales (si no consideramos el "mandar", otro placer íntimo de las personas, como tal), ante la casi inexistencia de líderes con objetivos colectivos y la imposibilidad de que estos tengan un peso mínimamente relevante en la toma e decisiones. Esta labor queda relegada a los grupos regionalistas, sustentados sobre un número menor de votantes que tienen la suerte de estar más cerca los unos de los otros y de beneficiarse, al igual que los grupos mayoritarios (que evidentemente -de nuevo el interés- se niegan a plantear un cambio de estrategia), de un sistema no igualitario de votos. No nos puede pillar por sorpresa que esta sea la única cosa en la que digan estar de acuerdo.

Pues yo no lo estoy. Quizás sirva de poco, pero creo que las cosas empezarían a cambiar: http://actuable.es/peticiones/por-ley-electoral-democratica. Una persona, un voto.